Una tarima de madera aporta gran calidez a cualquier espacio exterior, y este proyecto es un buen ejemplo. Pero es muy importante utilizar materiales de calidad y una instalación profesional para llegar a disfrutarla muchos años. En este caso, nos llamaron para sustituir una tarima sintética que no había aguantado bien el paso del tiempo.

Mostramos varias opciones al cliente y se decidió por una tarima de bambú de la marca Moso, modelo X-treme. Le encajó por estética, calidad y sostenibilidad. Es una tarima 100% sostenible y ecológica. Cuenta con las certificaciones que garantizan que su fabricación tiene una huella de carbono neutra.

La caña de bambú crece muy rápido, por lo que se puede talar con facilidad. De hecho, la ONU anima a los países a que incentiven su uso. El bambú es además uno de los materiales más resistentes entre las tarimas naturales, y de los que menos mantenimiento necesita, por su alta densidad.

En el proyecto incluimos, dos años de mantenimiento en los que pulimos el material y aplicamos aceite. Cuando se cambia la madera natural de lugar, ésta se mueve. Necesita un tiempo para adaptarse a las condiciones de calor, humedad o sol del nuevo lugar. Tras este buen mantenimiento inicial, la madera es capaz de aguantar bien las condiciones y meteorología de la zona. 

Podéis observar en las imágenes cómo es el proceso de construcción. Realizamos una estructura doble bajo la tarima, siempre que lo permita la profundidad del espacio. Esto permite que quede el peso repartido, y la tarima es más estable. Esta estructura debe realizarse con madera tropical, que sea dura. De esta manera aseguramos que el conjunto dure muchos años en buenas condiciones.

Nos encantó el resultado final de este proyecto. El color oscuro del bambú queda precioso en contraste con los muros claros de la vivienda y el gresite de la piscina.